Los ilusos se construye como un gran cuadro cuya inspiración es el mismo arte, el cine, la vida. Una mezcla de referencias literarias, cinéfilas que no son más que parte esencial en la vida de unos ilusos que pasean en torno a la filmoteca. Sus caras iluminadas por las películas que les absorben, como Anna Karina en Vivir su vida, en la sala frente a la soledad de la pantalla grande o recostado en su casa pegado a la pantalla pequeña. Sus voces las escuchamos en la cama mientras nos recitan párrafos de libros suicidas, compartiendo en la intimidad la grandiosidad de las letras. La mente del creador errante, entre proyecto y proyecto vagabundea por la calle en busca de un camino. El blanco y negro garreliano se pasea por Madrid y el blanco y negro godardiano acaricia las caras ausentes que se abstraen al escuchar el concierto. El tiempo despreocupado, en realidad es un tiempo rohmeriano calculado, que va encajando, en marcha, la partitura de silencios y fundidos. Y nos queda para nosotros este fresco cotidiano y divertido de nuestro mundo, un pequeño mundo compartido por pequeños amantes cinéfilos ilusos.
Rostros iluminados por el cine, aunque ahora no en una sala oscura (como pasaba en Vivir su vida, en Goodbye Dragon Inn o en Shirin), sino frente a la pequeña pantalla (también en el cine, todo hay que decirlo, en la película de Mia Hansen Love dentro del siempre vacío Pequeño Cine Estudio). Ya comentó Godard en su día la diferencia clave: mientras el cine nos absorbe hacia la pantalla, porque la imagen es proyectada desde nuestras espaldas, la imagen televisiva nos expulsa, porque emerge frontalmente hacia nosotros :).
ResponderEliminarY estupendo resumen, por cierto, has dibujado perfectamente la esencia de la película, que solo puede ser capturada mediante ráfagas :)
Ahora entiendo por qué le has puesto un 9...realmente te ha gustado! A mí en cambio solo me ha hecho sentir bien, que no es poco, por mi condición de cinéfilo perdido y madrileño de adopción y vocación, y tal vez también de iluso.
ResponderEliminarNo obstante, respeto la intención y disfruto de la inversión de la causa-efecto, el proceso-el producto, mientras comparto ese momento, entre lo onírico y lo borroso, que tiene pasear por las calles de Lavapies, camino de la filmo...
Muchas gracias Daniel Quinn y Manuel por vuestros comentarios :)
ResponderEliminarSeguiremos buscando el cine proyectado, sala grande o pequeña, da igual (pero oscura)para ser dulcemente absorbidos por él... :)