lunes, 31 de marzo de 2014

Jeanne Dielman, 1976

Jeanne Dielman, 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles
Chantal Akerman, 1976




[...] Cuando Delphine Seyrig está sentada en un sillón durante minutos enteros en Jeanne Dielman, no sólo pensamos en un pasado cercano o remoto, de pronto nos damos cuenta de que si ella tenía tan bien organizada su vida era para no dejar ningún hueco en su día, era para no dejar lugar a la angustia del hueco.
¿A la suya solamente? No. No solamente.
Además, ella, sentada siempre con un delantal de cuadraditos azules y blancos en un sillón de terciopelo dorado, puede evocar también a otra mujer. Una mujer de los años cincuenta, o sesenta, o setenta, u ochenta, o noventa, o inclusive una mujer de hoy en día.
Y si el plano no estuviera ahí más que por algunos segundos, los segundos suficientes para hacer avanzar la narración, ¿tendría el tiempo de hacer pensar en todas esas mujeres y también en esos hombres sentados en algún momento de su vida? No, estoy segura de que no.

El tiempo no se encuentra sólo en el plano, existe también en el espectador que lo mira de frente. El espectador siente este tiempo en él. Sí. Aunque se haga el que se aburre. Y aunque realmente se aburra y espere el plano siguiente.
Esperar el plano siguiente es también sentirse vivir, sentir que uno existe. [...]

         CHANTAL AKERMAN

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